Tras un día de descanso continuamos con el XX aniversario de la I Sagardo Bira. Esta vez volvemos, 20 años después, a la última sidrería con vacas al lado de donde comía la gente, sin baños, la carne la tenías que llevar tu, etc. ¿Cómo habrá evolucionado?
Asistentes: Nesss, Josetxu, Edu
De comer, nada más llegar nos sacan tres choricillos a la sidra, y eso que aún regüeldabamos el exceso de txistorra de Hernani; Nesss se lanza rápidamente al más pequeño para no empeorar la hinchazón de tripa que arrastraba. Luego sacan una tortilla quizá un poco escasa de bacalao pero bien jugosa y rica. Espectacular bacalao al pil-pil, de sobresaliente según Edu que sabe de esto; hay que ayudar a Nesss con su trozo porque iba ya a reventar. La txuleta, atención: sin hueso (se jodieron las armónicas), muy buena, en su punto y tierna como la mantequilla, aunque bien cubierta de sal, hace que se nos olvide que hace tiempo que ya no teníamos hambre. Por cierto, el pan espectacular, tipo txapata. Como no dejabamos de beber sidra un rato después tenemos que pedirles que calienten el resto de la txuleta. Aunque Nesss se inhibe para una segunda, Josetxu y Edu deciden animarse, ya en plan suicida. Nesss le pide al camarero que sea pequeña pero se ve que tiene el oido duro porque parecía aún más grande que la prinera; eso si, igual de buenísima y especial para aquellos que gusten de carne poco hecha pero tierna. De postre un cesto de nueces, un trozo de membrillo y dos de queso, ración muy generosa para lo que se tercia ultimamente, que acaban sacando un triangulito por comensal. En total 114,76€ (38€ cada), bastante más caro de lo habitual, incluso cuando ibamos dos y comíamos dos txuletas (como el año pasado en Artola).
El paseo a las kupelas es contínuo, no perdiéndonos ni un txotx ni de la camarera (con la que se hace fotos Josetxu, faltaría más) ni del camarero, con los que hablamos de nuestra anterior visita antes de que ellos trabajaran alli. Daba la sensación que estaban ellos dos solos para atender cocina, mesas, y txotx, quizá de ahí la escasez de estos últimos, aunque si pediamos algo lo traían/hacían ipso facto. Nos dicen que el dueño estaba al llegar nosotros pero se nos escapó. Entre tanto papá, mamá, y enanos aprendiendo a escanciar sidra con vasos más grandes que ellos, acabamos haciendo migas con una pareja muy maja de Ordizia (que tampoco iban con niños). Ya para el final abren unas puertas y descubren la superkupela #13 de madera de las de pie donde hacemos múltiples txotxes y fotos. Josetxu no se atreve a presentarse a la de la ETB pero a punto estuvo: también destaca en la sesión de fotos/videos usando de complementos los panes, cubiertos, el cesto de las nueces, etc. La borrachería toma tintes preocupantes porque el ritmo que pusimos era muy alto. La camarera nos dice literalmente "vaya pedal que vais a pillar los tres". Vais no, ya lo llevábamos... sólo decir que la sidrería cerraba a las 18:00 y salimos de allí a las 18:30. Edu se lleva un grato recuerdo; también llena los bolsillos de Nesss de nueces que no comieron, para el camino. Como resumen de la sidrería podemos decir que no tuvimos mucha suerte con el ambiente tan familiar, eso tiene arreglo yendo otro día de la semana, pero el ritmo entre txotx y txotx y el alto precio no nos gustaron nada, aunque si que es verdad que la comida la podemos calificar de excelente en calidad y cantidad.
Ya en Hernani, en lo alto de la cuesta, Nesss prefiere retirarse y ordena a Josetxu y Edu disfrutar lo que queda de bote. Como son muy obedientes se dan varios poteillos por un Hernani extrañamente animado para ser domingo por la tarde debido a los dos partidos de la Real y el Athletic, todo el pueblo cenando sentado, las barras casi vacías. Visita larga al Horbel donde Josetxu se teme lo peor con Milli Vanilli cuando Edu se ausenta para dejar en Ness's el chaleco, el paraguas y otros items que le sobraban; ya se había calentado la cosa cuando Josetxu tuvo que pedirle para Edu una croqueta de rabo de toro, mooouaaaa!! En el Aralar caen un pincho de tortilla para Edu y Josetxu completa su probaketa de bolas rellenas pidiendo una de carne y otra de marisco; ahi, con un par de cojones. La última la toman en el Goiz-argi (kalitxiki a 1,10€) y deciden regresar para recenar la version 2.0 del pastelito de pantera rosa con paté picante (esta vez sin rebajar con mayonesa) y cambiando la longaniza por chorizo picante, una verdadera bomba para el estómago despues de un día tan light. Y de ahí a la cama a dormirla.
El lunes de vuelta, tras una ronda xuave de pintxos con Nesss en Donosti, se despidió Edu, entre sopas de ajo hirviendo y puentes destrozados por el temporal. Largo y duro fin de semana.